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María: una luz de esperanza en tiempos de incertidumbre

18 | 10 | 2021

‘María, luz de esperanza’ es una canción que, a todos los que somos parte del movimiento de Schoenstatt, nos evoca la celebración de los 100 años de su fundación en el 2014. 

Con esta canción como música de fondo, el cuadro de la Virgen María recorría la plaza llena de peregrinos que habían llegado hasta Schoenstatt, Alemania, para agradecer por la presencia de María en la propia vida. Su caminar en medio nuestro era un signo de su cercanía con nosotros. Ella salía al encuentro de sus hijos.  Quería estar cerca nuestro.

La presencia de la madre, en momentos de dificultad, creo que es, sin duda, una vivencia que marca la vida de cualquier hijo.  Sentir que está cerca regala una experiencia de protección y seguridad. ¡Cuánto se echa de menos a la madre cuando no ha estado presente!

Jesús quiso que esta vivencia de madre, no le faltara a ninguno de sus hijos, por eso al pie de la cruz, nos la regaló como Madre: “¡Mujer he ahí a tu hijo! ¡Hijo, he ahí a tu madre!” (Jn 19,26-27)

Vivimos tiempos de incertidumbre:  la pandemia y sus consecuencias económicas, la situación social del país con la violencia que suscita temor en muchos de nosotros; la realidad política y las confrontaciones que surgen frente a las próximas elecciones, la convención constituyente y la nueva constitución…. ¿Cómo mantener la esperanza en medio de estas pocas luces?

María quiere estar presente en medio de la incertidumbre que vivimos día a día.  Ella quiere regalarnos su cercanía, su mirada llena de confianza en Dios, su certeza en que detrás de todo acontecimiento hay un plan de amor del Padre Dios. Ella como Madre quiere regalarnos su esperanza y ser luz en nuestro camino.  Ella quiere caminar con nosotros en medio de este tiempo.

¿No vivió acaso Ella mucha incertidumbre en su vida? ¿Qué pasó en su corazón cuando vio muerto a su Hijo en la Cruz? El Papa Benedicto en su encíclica ‘Spe Salvi’ nos dice: “¿Había muerto la esperanza? ¿Se había quedado el mundo definitivamente sin luz, la vida sin meta? Probablemente habría escuchado de nuevo en su interior en aquella hora la palabra del ángel, con la cual respondió a su temor en el momento de la anunciación: « No temas, María » (Lc 1,30). ¡Cuántas veces el Señor, dijo lo mismo a sus discípulos: no temáis! A sus discípulos, antes de la hora de la traición, Él les dijo: « Tened valor: Yo he vencido al mundo » (Jn 16,33). « No tiemble vuestro corazón ni se acobarde » (Jn 14,27). « No temas, María ». En la hora de Nazaret el ángel también le dijo: « Su reino no tendrá fin » (Lc 1,33). ¿Acaso había terminado antes de empezar? No, junto a la cruz, según las palabras de Jesús mismo, María se convirtió en madre de los creyentes.

Y con esta fe, que en la oscuridad del Sábado Santo fue también certeza de la esperanza, contempló María la llegada de la Pascua y experimentó la promesa cumplida.  ¡Dios vence al mundo!

Así Ella ilumina nuestro camino y como nuestra Madre nos introduce en su esperanza y nos regala la fe en su Hijo, para descubrir en cada momento, cómo ‘para los que aman a Dios, todo redunda en su bien.” (Rm 8,28)